Un especial exámen de la educación de hoy para animarnos a volver a una escuela en donde el saber apreciado y las prácticas soportadas por evidencias sean verdaderamente el eje. Porque con la escuela no se juega.
Autor: Gregorio Luri
Géneros: biblioteconomía, Ciencias Sociales, Ensayos, Ética y moral, Literatura
Etiquetas: Español, Lectura infantil, Para adolescentes
Si la escuela, como dicen, está en crisis, no es porque sea una institución vetusta, sino por haber olvidado su noble función: la de reducir, en el mínimo tiempo posible y en el mayor número de alumnos, la distancia entre la ignorancia y el conocimiento poderoso.
Estamos viviendo unos tiempos pedagógicamente extraños y, en ocasiones, estrictamente estúpidos. Si estúpido es aquel que carece de una representación crítica de su ignorancia, bien merecen este título quienes se jactan de fomentar el pensamiento crítico mientras aplican de manera poco crítica metodologías sin soporte empírico o, en algunos casos, con evidencias empíricas que los impugnan. ¿Qué otro adjetivo merece el desprecio del conocimiento en los centros de enseñanza y el énfasis en la diversión y la felicidad por sí mismas?
LEER MÁSHoy, en los tiempos de Google, se insiste en que ya no hay conocimientos poderosos, sino buscadores potentes y competencias fluidas. Si es así, los débiles quedan desamparados y la escuela, al perder los argumentos para defender su nobleza, intenta ocultar sus imperfecciones empeñándose en ser entretenida. Ahora bien, ¿esos niños que no hallarán en ningún sitio lo que no encuentren en la escuela, no se merecen algo más que una escuela divertida?
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